En el fondo, todas las historias son de amor. Es el motor
del mundo. Todo se reduce a él. No lo digo sólo a nivel pareja, puede ser de
cualquier clase: amor a un hermano, al arte, a la adrenalina, a algún Dios, a
la plata, a un ideal, a viajar, a las nuevas experiencias.
Todo depende de dónde sitúe cada uno sus afectos.
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